Los problemas emocionales y de conducta son patologías frecuentes en la infancia, y su detección e intervención precoz mejora el pronóstico y los efectos de la terapia.
Frecuentemente, son los padres y profesores los que detectan que algo no funciona adecuadamente, y solicitan una evaluación emocional y conductual. Los profesores suelen pedir estas valoraciones por problemas de conducta y bajo rendimiento escolar, mientras que los padres consultan por problemas de rivalidad y/o celos entre los hermanos, alteraciones de conducta, y miedos diversos.